En el Dharma me refugio

martes

Un solo momento

Un monje zen había sido sentenciado a muerte. El rey del país lo llamó y le dijo: "Sólo tienes veinticuatro horas; ¿cómo vas a vivirlas?
El monje se rió y contestó: "Momento a momento; tal como siempre he vivido! Para mí nunca ha habido más que este momento, así que ¿qué más da si me quedan veinticuatro horas o veinticuatro años? Eso es irrelevante. Yo siempre he vivido momento a momento, así que un momento es más que suficiente para mí. Veinticuatro es demasiado; un momento es suficiente".
El rey no podía comprenderlo. El monje le dijo: "Señor, déjeme preguntarle algo: ¿puede usted vivir dos momentos simultáneamente?.
Nunca nadie lo ha hecho. La única forma posible es vivir un solo momento, pero si estás absorto en el pasado y seducido por el futuro, no te será posible atraparlo.

domingo

Hombre de hoy


Le preguntaron a Buda:
-"¿Qué es lo que más le sorprende de la humanidad?"
Buda respondió:
"Los hombres que pierden la salud para juntar dinero, y luego pierden el dinero
para recuperar la salud,  y que por pensar ansiosamente en el futuro
olvidan el presente de tal forma, que acaban por no vivir ni el presente, ni el futuro...
Viven como si nunca fueran a morir, y mueren como si nunca hubiesen vivido”.

jueves

MEDITACIÓN CAMINANDO

Se dice que alguien le pregunto al Buda “¿Qué es lo que tú y tus discípulos practican? El les respondió: “Nosotros nos sentamos, caminamos y comemos”. Entonces volvió a cuestionar: “Pero cualquiera puede sentarse, caminar y comer”. Lo cual el Buda contestó: “Nosotros, al sentarnos, somos conscientes de estar sentados, al caminar, somos conscientes de estar caminando y al comer, somos conscientes de estar comiendo.”

Como realizar la meditación caminando:


1. No propósito.
Al caminar no te enfoques en ningún propósito en particular. Disfruta simplemente el hecho de caminar. Date el permiso de disfrutar y observar intensamente si ningún juicio a cada paso que des.


2. Desapego.
Despréndete de tus preocupaciones y ansiedades mientras caminas. Al entrar en esta dinámica de caminar conscientemente, no hay cabida para ningún otro pensamiento que no sea el de estar atento al presente. Date permiso de simplemente caminar unos cuantos minutos simplemente por el hecho de caminar.


3. Sonríe como el Buda. 
Si dibujas una leve sonrisa en tu rostro tal como lo hacia el Buda mientras caminas, comenzarás a experimentar una profunda sensación de paz, serenidad y bienestar total. “Al sonreír todo tu ser se renueva y tu práctica se fortalece. No tengas miedo de sonreír.”


4. Respira conscientemente.
Este es uno de los ingredientes más importantes de esta práctica. Respirar conscientemente significa estar presente en cada inhalación y en cada exhalación. Presta atención a tu respiración mientras caminas.


5. Cuenta tus pasos.
Una buena ayuda al principio es contar los pasos cuando inhales y exhales. Si en el momento de tomar aire ya llevas 4 pasos, cuenta mentalmente del 1 al 4. Si al exhalar solo llevas 3 pasos cuenta del 1 al 3 sin intentar controlar o acompasar. Simplemente conviértete en un observador de tu respiración.


6. Gathas.
También, en lugar de números puedes pronunciar palabras con el ritmo de tu respiración. Puedes seguir el ritmo por ejemplo con la palabra Aquí/Ahora. Si das cuatro pasos con la inhalación puedes decir con cada paso “aquí”, “aquí” , “aquí”, “aquí”… y en la exhalación: “ahora”, “ahora”, “ahora”, “ahora”,… Puedes utilizar cualquier palabra o frase que tenga sentido para ti. También las palabras Llegando/Casa. Siéntete libre de usar tu creatividad y usar palabras que resuenen dentro de ti.


7. Camina como un emperador.
Date el permiso de caminar con seguridad como si fueras el soberano de este planeta. Que cada paso que des sea una afirmación o un mandato real hacia la Paz y la felicidad de la tierra.


8. Pasos de flor de loto.
Visualiza que con cada paso que das en la tierra brota de ella una hermosa y radiante flor de loto o la flor de tu preferencia. Esta técnica en particular te parecerá extraña pero créeme que vale la pena intentarlo. El sentimiento de arraigo y plenitud de esta práctica esta más allá de las descripciones que pueda realizar.


9. Camina cuando estés enojado.
En ocasiones cuando más necesitamos de estas herramientas es cuando más pretextos ponemos. “No estoy de humor para eso”, “cuando se me pase el enfado lo haré”. Sin embargo es en esos momentos en que más lo necesitamos. Es por esto que entre más practiques estas técnicas, más fácil si te hará hacer uso de ellas en el momento en que de más las necesites.


10. Aprovecha el momento.
No existe el momento perfecto para caminar conscientemente. No te limites a programar “un espacio” para meditar caminando. Aunque lo ideal sería caminar por un sendero inspirador tomándonos el tiempo cada día para realizarlo, tu realidad puede ser muy diferente. Aprovecha cada momento del día para caminar conscientemente. Cuando estaciones tu coche camina hacia tu destino conscientemente. Cuando estés en la calle, de camino a la parada, en el centro comercial, simplemente recuerda sonreír y aprovecha el momento.

lunes

FLOR DE LOTO



Los budistas, que respetan profundamente esta flor, comparan sus cuatro virtudes:
fragancia, limpieza, ternura y suavidad;
con las cuatro virtudes del reino del Dharma (las enseñanzas del Buddha, El Iluminado): permanencia, regocijo, sí mismo y pureza.

También es comparada con el corazón, y simboliza que todo lo creado lleva en su ser más interno, algo comparable a la flor de loto, desarrollándose.
En la iconografía del budismo Mahayana (que va desde el 150 d.C hasta hoy) hay abundancia de imágenes o esculturas de Gautama Budha
sentado sobre un loto, o coronado por él, o bien sosteniéndolo entre sus dedos. Es de destacar que sus párpados también son dibujados como pétalos de Loto, simbolizando pureza de visión.

En el budismo Hinayana (período que va desde el IV aC. hasta el IIdC) no admitía la representación humana del Buddha, pues se dirigía la atención hacia un Buddha Arquetípico y no a una de sus apariciones en el mundo material. Por tanto se alude a él mediante un vacío, o mediante el Dharma-Chakra, la caracola (representativa de la voz del Buddha), el Boddhi (árbol de la iluminación) y fundamentalmente mediante el
león Fo, el cual es considerado un guardián y protectordel lugar en donde esta escultura se encuentra; es común emplazarlos en la entrada de edificios.

KARMA

Los actos tienen consecuencias
La doctrina budista fundamental es la de la coproducción condicionada. Todo surge en dependencia de ciertas condiciones y nada tiene una esencia fija y básica; tampoco nosotros. Lo que somos ahora es el resultado de las condiciones de nuestro pasado. Lo que seremos en el futuro estará determinado por las condiciones del presente y uno de los factores determinantes principales de lo que seremos en el futuro es nuestro comportamiento actual.
Nuestros actos determinan lo que somos. Esta premisa hace posible una vida espiritual y el Buda así lo entendió. Al empezar a cambiar nuestro comportamiento también comenzamos a hacernos diferentes. Ésta es la raíz de toda creatividad. No estamos predestinados a repetir las pautas de comportamiento del pasado, volviendo a ser la misma persona una y otra vez, sino que podemos convertirnos en una nueva persona. Cada instante de la vida presenta una serie infinita de posibilidades.

La ley del karma

La forma en que configuramos nuestra personalidad, es decir, lo que somos, está determinado por la clase de karma que tenemos, o sea, por los actos de voluntad. Se suele pensar erróneamente que el karma es una forma de retribución universal divina. Sin embargo, muy al contrario, la ley del karma sólo sugiere que las acciones volitivas acarrean consecuencias inevitables. Se trata, sencillamente, de una extensión de la doctrina fundamental de la coproducción condicionada.

Cinco clases de condicionalidad

Según el Attahasalini sutta, uno de los primeros tratados, existen cinco clases distintas de condicionalidad o niyamas, cuyo estudio arrojará algo de luz al concepto budista de karma.

La primera clase y la más importante es la condicionalidad "física inorgánica", que comprende todas las leyes que determinan la manera en que funciona la materia a nivel inorgánico, es decir, todas las leyes de la física y la química.

El siguiente nivel, un tanto superior, es el "físico orgánico", que abarca todas las leyes de las ciencias biológicas.

Luego tenemos el nivel "psicológico", Citta Niyama en el que se sitúan todas las leyes que rigen el funcionamiento involuntario e instintivo de la mente. Por ejemplo, el hecho de retirar la mano al tocar un hierro candente constituye una muestra del funcionamiento de esta clase de condicionalidad.

Después esta el nivel "kármico", Kamma Niyama que engloba todas las leyes que gobiernan la forma en que la actividad volitiva afecta a la conciencia.

Finalmente encontramos el nivel "dhármico", Dhamma Niyama, que describe lo que podríamos denominar también como condicionalidad "trascendental", una clase que experimentan los miembros de la arya sangha. Como este nivel de condicionalidad sólo nos afecta en la medida en que nos relacionamos con esos seres ilustres e, incluso, en ese caso no podríamos percibirlo, lo dejaremos fuera de consideración.

El énfasis occidental y el oriental
Tenemos nociones de los tres primeros niveles de condicionalidad (la física inorgánica, la física orgánica y la psicológica) desde la época escolar, cuando realizábamos prácticas en el laboratorio, provocando explosiones o haciendo competir a los ratones en un laberinto. En Occidente hemos penetrado con más profundidad en estas áreas de conocimiento que cualquier otra cultura en la historia. En cambio, sólo tenemos una conciencia muy rudimentaria, incluso primitiva, de la dimensión kármica o ética de la vida. A diferencia de lo que acostumbramos a considerar los occidentales, la vida budista se basa, quizá por encima de todo, en un conocimiento de la dimensión kármica de la coproducción condicionada, pues el núcleo principal de esta doctrina radica en la posibilidad de cambiar las pautas de comportamiento, lo cual resulta de la comunión del ser con el samsara.

Lo que cuenta es la intención
La esencia de la ética budista reside en el hecho de que el comportamiento condiciona al ser. Sin embargo, no sólo importan nuestros actos. El estado mental que nos impulsa a obrar es crucial. La ética budista es una ética de intención. Los actos en sí mismos son neutrales. Lo que importa es el estado mental, la voluntad que se esconde detrás de la acción. El budismo no habla en términos de correcto o incorrecto, bueno o malo, sino que trata de intenciones positivas o negativas. La voluntad positiva, basada en la generosidad, el amor y la claridad, produce resultados positivos desde el punto de vista kármico, nos aleja del engaño y nos conduce hacia la iluminación. La voluntad negativa, basada en la codicia, el odio y la ignorancia espiritual nos mantiene en el samsara, girando en una rueda infinita de dependencia repetitiva y habitual.

Moralidad natural y moralidad convencional
El budismo distingue entre "moralidad natural" y "moralidad convencional". Esta última se compone de una serie de normas y costumbres que surgen del grupo en que se aplican. Varia según el lugar o la época. Por ejemplo, algunas culturas practican la poligamia, que es condenada por otras. Los cristianos comen cerdo sin ningún problema, mientras que los musulmanes y los judíos lo encuentran repugnante. La moralidad convencional aparece, por lo general, como respuesta a ciertas circunstancias sociales concretas, pero suele sobrevivir después de ellas. Por ejemplo, aunque ya no existen razones higiénicas para rechazar la carne de cerdo, en Jeddha o Jerusalén aún resulta difícil encontrarla en las carnicerías.

Actos hábiles o torpes
La moral natural se basa en los hechos de la psicología humana y el funcionamiento de la ley del karma. Juzga las acciones como positivas o negativas, no a partir de los puntos de vista o las costumbres del grupo, sino por su capacidad de generar resultados espirituales beneficiosos. Los actos positivos, que nos alejan del samsara nos aportan una expansión, una claridad y una felicidad mayor y, por lo tanto, menos egocentrismo. Los actos negativos, que refuerzan el sentido del ego, conducen a la limitación al unirnos al samsara. En resumen, los actos se juzgan como positivos o negativos en función de su capacidad para acercarnos a la iluminación o alejarnos de ella.

sábado

SAMSARA



El Samsara es este mundo lleno de dolor y tristeza tal como lo conocemos. Todos los seres de este mundo están sujetos a la ley del karma. Karma significa acto volitivo, es decir, algo que uno hace, dice o piensa y que de hecho está bajo su control. Todos los actos de este tipo tienen consecuencias morales llamadas vipaka, que significa fruto. En el Budismo tradicional, estas consecuencias pueden ocurrir en esta vida o en una vida futura.

La mayoría de los Budistas creen en el renacimiento. Para muchos, el renacimiento no es diferente de la creencia de los Hinduistas, por ejemplo, en la reencarnación o en la transmigración de las almas (pasar del viejo cuerpo que muere a uno que acaba de nacer o de ser concebido). Con un poco más de precisión, sin embargo, el renacimiento no es más que la transmisión del propio karma. Buda lo comparaba con la llama que pasa de una vela a otra. Así pues, la idea de un alma inmortal, de una personalidad continua, no es de ningún modo una parte del concepto del renacimiento.

El renacimiento y otros conceptos similares no forman parte de la mayoría de las culturas occidentales, así que muchos budistas occidentales y algunos budistas de oriente, toman el renacimiento como una metáfora, más que literalmente. El Budismo nunca ha sido una religión  anclada en lo literal, así que esto no es ningún tabú. De hecho, Buda evita a menudo discutir la realidad de una u otra idea metafísica como irrelevante para la práctica del Dharma.
La imagen es la Rueda de la Vida tibetana, que representa el Samsara. En el centro, hay un gallo cazando a un cerdo que caza a su vez a una serpiente que trata de cazar al gallo, es decir, el deseo, el odio y la ignorancia. Alrededor de ellos hay personas ascendiendo el semicírculo blanco de la vida, junto a otras que descienden el semicírculo negro de la muerte. La mayor parte de la Rueda está dedicada a la representación de seis reinos: el reino de los dioses, el reino de los titanes, el reino de los humanos, el reino de los animales, el reino de las almas en pena y el reino de los demonios, cada reino presidido por su propio boddhisattva. La parte más exterior del círculo la componen los doce pasos del origen dependiente. La Rueda al completo está sujetada por Yama, el Señor de la Muerte.

jueves

Ajahn Chah, un monje budista


Foto de :: Ajahn Chah

Ajahn Chah es un importante maestro de la tradición del bosque del Budismo Theravada, nacido en Siam (Tailandia) en 1918 y fallecido a principios de los '80. Recibió upasampada (ordenación de bhikkhu, monje budista) en 1939. Fue discípulo de uno de los más respetados maestros de meditación, el Venerable Achaan Mun Buridatto. En 1954 estableció, cerca de su villa natal, su monasterio: Wat Pah Pong. Desde entonces, muchas ramificaciones de ese monasterio fueron establecidas por todas partes, entre ellas, Wat Pah Nanachat, cuyo primer abad fue el Venerable Ajahn Sumedho, uno de sus discípulos occidentales más renombrados.


Un libro muy importante y famoso es NO AJAHN CHAH.

ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE BUDHA (HACE 2500 AÑOS)

La leyenda cuenta que Maia fue fecundada por un pequeño y bello elefante provisto de seis colmillos que hirió delicadamente su regazo sin causarle dolor. Al nacer, el pequeño Siddhartha habría aparecido ante su madre sobre un loto mientras una suave lluvia de pétalos caía sobre ambos, y dijo: «Triunfaré sobre el nacimiento y la muerte y venceré a todos los demonios que hostigan al humano».
El niño dio siete pasos en cada una de las cuatro direcciones y después anunció: “Éste es mi último nacimiento; en lo futuro, no habrá más nacimientos para mí”. Y en las diminutas huellas de sus pies brotaron flores de loto.

miércoles

BUDA ENSEÑO:

"No confíes en lo que diga un hombre, ni siquiera en lo que yo te digo, estudia, reflexiona lo que escuches y toma lo bueno, lo que te beneficie a ti y a tu entorno, porque tu solo puedes aceptar la idea de un extraño si la estudias detenidamente.
Duda de todo. Encuentra tu propia luz.
No creas algo solo por que se comenta y se rumorea.
No aceptes las tradiciones sólo por que son antiguas y hayan sido admitidas a través de muchas generaciones. No creas algo por que se hable mucho acerca de ello.
No creas en el testimonio escrito de algún antiguo sabio.
No creas en la opinión popular ni en la costumbre.
No admitas cualquier cosa de tus maestros.
Somete toda enseñanza y práctica a tu propia experiencia; si después de una cuidadosa investigación están de acuerdo con tu razón y con tu corazón, y son conducentes tanto para tu bienestar como para el de los demás, entonces, solo ahí, acéptalas como verdades y regula tu vida en consecuencia..."